En un popular foro de comentarios en Japón se compartieron una serie de capturas de pantalla mostrando que en el servicio de mercado virtual japonés Mercari se listaron varios conjuntos de calcetines usados para venta. Si bien no es algo fuera de lo común que los japoneses adquieran productos usados, este se volvió tendencia debido a que los productos listados fueron usados por menores de edad.
«Tamaño de unos 13 a 15. Algunos rondan entre las tallas 16 y 18 (cm). Todos son artículos que fueron usados por mi hija. Hosiery, Happy Socks, BdeR, etc. Exponemos una colección de artículos de uso frecuente y menos frecuente. Por favor, no dude en comentar si tiene alguna pregunta o inquietud», reza la enfermiza descripción (incluso para los estándares japoneses) del producto en el sitio (aunque ahora ya ha sido retirado). Para los curiosos, cada par tenía un precio de 1,500 yenes (alrededor de 10 dólares estadounidenses).
De hecho, también se compartieron algunos de los comentarios que tenía la publicación antes de que fuera retirada del sitio, como: «¿Puedo ver fotografías de quien los estaba usando?», a lo que el padre se negó. «¿Es posible que tomes una fotografía ahora?», y el padre añadió una fotografía de la menor durmiendo mientras usa uno de los pares en cuestión.
Afortunadamente las cosas no son tan malas como aparentan, pero incluso los propios japoneses reprobaron este tipo de comportamiento, que evidentemente muestra demasiada desesperación por parte del padre:
- «Qué horrible país».
- «Este país está condenado».
- «Este hombre está demasiado desesperado»
- «Maldito padre, que se pudra».
- «Esos malditos hacen cualquier cosa por dinero».
- «No sé quién compraría algo así sin una foto de su cara. ¿Qué sentido tiene comprar algo así si no tienes ninguna seguridad de que es un producto real?
- «¿Saben los padres lo que van a sacar? Se lo toman como algo normal, pero no vale la pena tomarse tantas molestias por 300 yenes».
- «Solo es un pervertido con ganas de llamar la atención».
- «De hecho, es tan tonto que ni siquiera pudo ponerle un precio adecuado a su tontería».
- «Perversión aprobada por los padres. Ya no hay lugar a donde correr. No sé si quiero huir».
- «¿Será que así fue como perdí mis calcetines?».
- «Leí que alguien estaría interesado en los pañales usados de mi hija de tres meses».
- «Como hombre, no sentiría nada si mis padres me vendieran calzoncillos usados o algo así, pero no sé cómo se sentiría una mujer».
- «Este hombre es un verdadero pederasta. Si exponerlo es suficiente para detenerlo, espero poder contribuir a la sociedad».
- «Hay un hashtag en Twitter y en otros lugares que dice que venden calcetines, y cuanto más huelen, más dinero ganan en el negocio del olor de pies».
Fuente: Yaraon!
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