Reseña | Dororo – Capítulo 7

DORORO TVアニメ「どろろ」公式 CAPÍTULO 7 “LA HISTORIA DE LA ARAÑA DE SEDA JOROGUMO” Una sinopsis es el relato más corto para una historia que tiene tanto para relatar, donde se recopila lo más importante para llamar la atención de quien vera, leerá o escuchara, yo lo resumiré así de simple. No importa quién sea o como … Saber más

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lightbulb_outline La siguiente reseña Dororo – Capítulo 7 contiene spoiler, si ya viste el capítulo por
favor sigue leyendo, sino puedes verlo en cualquiera de las plataformas. Aviso,
esta serie es algo gráfica, atractiva, curiosa y muy entretenida, te encantará
seguir esta historia y recuperar las extremidades vendidas.

DORORO

TVアニメ「どろろ」公式

CAPÍTULO 7 “LA HISTORIA DE LA ARAÑA DE SEDA JOROGUMO”

Una sinopsis es el relato más corto para una historia que tiene tanto para relatar, donde se recopila lo más importante para llamar la atención de quien vera, leerá o escuchara, yo lo resumiré así de simple. No importa quién sea o como sea, una vida es tan valiosa como la otra. El ser tocado por tanta bondad, puede llegarte a contagiar. El hambre no siempre es de alimento y vacío en las entrañas, muchas veces el hambre es de una pobre alma que trastabilla entre el bien y el mal, acercándose cada vez de una línea que todo lo puede cambiar.

OPINIÓN
CAPÍTULO 7

Es de noche, los pasos son lentos, los sonidos confirman que aún se tiene vida y los pensamientos nos mantienen atados a los recuerdos, porque puede que aquel cielo oscuro y estrellado, sea una visión del alma actual que alberga Hyakkimaru, una bestia envuelta por la pureza que poco a poco suelta sus riendas. Quizás el momento no sea el más oportuno ¿Pero cuál es el momento más indicado para ayudar a alguien más? Eso es algo que no siempre se observe con claridad, lo único cierto es que las buenas intenciones son lo que más cuentan y si vienen de la mano de la mejor compañía, las penurias pasaran como el viento, eres consciente de su existencia, pero no centraras tu atención en algo que no logras ver. Quizás en eso pensaba la pequeña Dororo al intentar distraer a su hermano e todo aquello que habita en su mente y que para alguien que ha renacido de tantas formas, quizás sea difícil de asimilar.

Una sonrisa puede significar tantas cosas y tras de ella pueden haber tantas otras. En estos momentos aquella risa que no sale de un inexpresivo Hyakkimaru, son expresadas por un campesino hipnotizado por la versión japonesa de la “Pata Sola”, un prospecto de mujer endemoniada que con sus habilidades y bajos encantos, hace caer hasta al más fiel de los hombres en sus hipnóticas trampas, pero pobre de aquel que cae en ellas, pues no será posible que vuelva a ver un nuevo amanecer. Los demonios que enfrentan nuestros personajes son cada vez más poderosos y astutos, es por ello que deberán mantener sus fuerzas e incrementar sus habilidades, para no trastabillar contra una telaraña de seda.

La bondad viene en pocas capsulas, esparcidas en pocos lugares y a veces para desgracia de aquellos pocos faros de luz en este oscuro mundo, son encontradas y tomadas por quien menos merece toparse con esa bella luz. Ese es el fin de lo que nos identifica, lo que nos deja huecos y sin nombre. El hambre siempre ha sido y siempre será una debilidad para todo ser vivo, algunos saben manejar bien esa necesidad y otros simplemente hacen lo que sea por calmar esa sensación de vacío… sin importar a que se pueda llegar. Otros en cambio, mantienen la fe a flote para trabajar por aquello que los ayude a sobrevivir… pero ¿Qué tanta fe se debe mantener? ¿Qué tanto se debe trabajar? ¿Cuánto se debe sufrir? Y lo más importante ¿Vale la pena morir tras ello? A veces nunca alcanzas a palpar lo que tanto buscabas y por lo que tanto luchaste, pero si algo nos ha quedado claro en este capítulo, es que el ser humano solo se permite rendirse cuando su mente se lo dice.

Los seres humanos somos agresivos, hambrientos, temerosos, egoístas y el listado puede seguir y llenar toda esta reseña, pero también tenemos muchas otras cualidades que nos hacen brillar y dejar una marca que resalte, pues a veces entre lo poco se tiene mucho, como aquel campesino que ha albergado a un demonio bajo su bondad, sin saberlo. Tal vez aquel campesino le dio posada a la demonio por su físico, tal vez porque se compadeció de su estado, quien sabe, pero si sabemos algo, que siendo el alguien que tiene tan poco, ha sabido darlo todo, con un buen sabor a guerreado. Esto… esto podría cambiar las decisiones e alguien desalmado, el ser tocado por tanta bondad ¿Puede ser contagiosa? ¿Será posible que aquel demonio araña bautizado Ohagi no quiera comerse a quien le ha brindado su mano? Esto debería añadirse a la “Clavícula de Salomón”. Mientras tanto, quienes más admiramos en esta serie, están padeciendo hambre y frió, pero su interior sigue lleno de lo mejor de estar vivos.

La cabeza me da tantas vueltas y siento que mi cerebro ha escapado y dejado un vacío enorme, tan enorme como el hambre de Dororo unido al de Hyakkimaru y al de Ohagi… el monstruo solo fue un ¿Invento? ¿Nunca ha existido? Al parecer los hombres no desaparecían a causa de algo sobrenatural, desaparecían bajo la oscura noche con la ayuda de aquel noble campesino que tenía dos labores en el día, una miserablemente recompensada y otra que lo llenaba más que el dinero, la gratitud de aquellos que con su servicio de escape les brindaba a quienes más lo necesitaban, la oportunidad de escapar de lo que sería un campo de trabajos forzados.

La verdad se ha revelado, el campesino ha quedado expuesto como el peaje entre la opresión y la libertad, Ohagi ha mostrado que es un demonio que vive de la vitalidad de los humanos… siendo una vitalidad que se recupera mientras el ser este con vida, es decir que ella no los mata, solo absorbe lo que otros no aprecian. Lo que más nos inquieta a todos es ¿Hyakkimaru va tras quién? ¿Tras el demonio? ¿Tras los soldados opresores? O quizás ¿Tras el noble campesino? Me permito pensar en todo ya que nada está claro. En medio de lo que sería un escape milagroso, aparece una noble oferta de Ohagi al campesino, escapar juntos y sobrevivir.

Quién lo diría, el mundo no es tan loco como creíamos, si existe el amor y sin peros o reparos, Ohagi se detuvo y lucho para salvar a su protector, mientras Hyakkimaru solo intervino para detener lo que mancharía el alma de Ohagi, mientras quedo sellado por el sol, que los verdaderos monstruos eran los que juraban proteger. Dororo tomo la mejor enseñanza de todo esto, lo que pudo dejarle la nueva pareja de amantes y las acciones que su hermano tuvo en aquel momento. No importa quién sea o como sea, una vida es tan valiosa como la otra y eso es generador de alegrías, como ver la primera expresión de una simple sonrisa en quien nace día tras día, Hyakkimaru. Espero les haya gustado esta reseña, aquí les dejo el link del capítulo anterior y sin más nos vemos en la próximo historia de Dororo.

Es de noche, los pasos son lentos, los sonidos confirman que aún se tiene vida y los pensamientos nos mantienen atados a los recuerdos, porque puede que aquel cielo oscuro y estrellado, sea una visión del alma actual que alberga Hyakkimaru, una bestia envuelta por la pureza que poco a poco suelta sus riendas. Quizás el momento no sea el más oportuno ¿Pero cuál es el momento más indicado para ayudar a alguien más? Eso es algo que no siempre se observe con claridad, lo único cierto es que las buenas intenciones son lo que más cuentan y si vienen de la mano de la mejor compañía, las penurias pasaran como el viento, eres consciente de su existencia, pero no centraras tu atención en algo que no logras ver. Quizás en eso pensaba la pequeña Dororo al intentar distraer a su hermano e todo aquello que habita en su mente y que para alguien que ha renacido de tantas formas, quizás sea difícil de asimilar.

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Fuente: Somos Kudasai

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