Es inevitable que nuestros gustos cambien con la edad. No hay nada de malo en ello, todos entramos o salimos de alguna afición con los años. Dicho esto, una de las mejores experiencias que puede haber es disfrutar de una historia como niño y luego darte cuenta que la disfrutas incluso más como adulto. Esa ha sido mi experiencia como fan de One Piece.
Para darles un poco de contexto, descubrí One Piece a través del infame doblaje de 4Kids que se emitió en Toonami a partir de 2005. Lo vi con regularidad por algunos años, entonces lo dejé antes de retomarlo en el instituto. He sido un fan desde entonces.
Por supuesto, mis gustos habían cambiado con los años. Mi mayor interés cuando empecé eran las peleas y ver que ataques geniales se les ocurrían a los personajes — aspectos en los que One Piece nunca dejó de cumplir. No sabía muchos sobre desarrollo de personajes o temas más profundos, pero había un montón de personajes siendo golpeados, así que era feliz. Sin embargo, viéndolo como un adulto, he encontrado muchas más cosas que apreciar.
Tomemos como ejemplo Jaya. El arco como un todo no me dejó una gran impresión la primera vez porque el argumento era principalmente una forma de sentar las bases para Skypeia y presagiar eventos que ocurrirían más adelante. Pero ahora se ha convertido en uno de mis arcos favoritos. Hay una escena en particular que representa ese cambio para mí. Después de que Luffy y Zoro reciben una paliza de Bellamy y se van, un hombre (que luego sabremos que se trata de Blackbeard) alaba su carácter y habilidad para reconocer cuando una pelea no tiene importancia, burlándose del cinismo de Bellamy por su mezquina inmadurez. One Piece siempre ha sido sobre personas que apuntan a la cima, así que escuchar esto de forma tan directa pone las cosas en perspectiva; la verdadera grandeza es reconocer cuales peleas vale la pena pelar, no alardear ante cada oportunidad. E introducir un villano principal haciendo que sea él quien destaque los temas centrales para que todos los escuchemos es francamente brillante. Es esta clase de cosas las que no aprecié totalmente la primera vez que la vi como adolescente pero que son lo mío ahora.
Esta tendencia continúa — momentos clásicos como Nami desmoronándose y pidiendo ayuda a Luffy o la forma como el Dr. Hiriluk se enfrentó a la muerte de forma desinteresada puede que no me hayan llegado del todo antes, pero mi aprecio por esas escenas ha crecido con el tiempo. Es maravilloso revisitar una obra que solías amar y ver lo bien que se conserva. Es incluso mejor cuando la misma historia todavía sigue y tiene la misma chispa que originalmente te atrajo. Eso es parte de lo que hace a One Piece tan especial. Con el largo tiempo que tiene en emisión (el primer episodio salió cuando Bill Clinton aún era presidente), los fans han podido ver como la serie crece con ellos, sin perder la ilusión de verla cada semana. One Piece hace tantas cosas tan bien que personas de cualquier edad pueden disfrutarla.
He dedicado mucho tiempo a hablar de las cosas que he aprendido a apreciar y la perspectiva que los fans ganan al crecer viendo One Piece, pero hay algo que he olvidado mencionar: todas esas escenas de acción que amaba cuando eran niño siguen siendo igual de asombrosas que entonces. Escenas como Luffy golpeando a Crocodile tantas veces que le hacen romper un suelo de roca solida o noquear a Bellamy de un solo golpe no han perdido nada de su impacto con el tiempo — ¡si se quiere son más geniales ahora que la primera vez que las vi!
Es una sensación especial el mirar atrás a una historia que disfrutaste como niño y darte cuenta de que no solo las cosas que te gustaban se mantienen, sino que tiene muchas cosas más que apreciar de lo que pensabas. Esa, para mí, es la mayor fortaleza de One Piece. No importa lo que busques al verla, puedes estar seguro de que encontrarás algo que te guste. ¿Buscas peleas geniales? Tiene muchas de esas. ¿Drama desgarrador para sus personajes? Prepárate para llorar. ¿Comentarios profundos sobre una aventura? No hay carencia de eso tampoco. Y lo mejor de todo es que One Piece todavía sigue. Poder experimentar la misma historia semana a semana tanto siendo un niño como un adulto es un verdadero regalo, y siempre estaré agradecido a One Piece por darme una experiencia tan única.
¿Qué clase de experiencia ha significado para ti One Piece? ¡Déjanoslo saber en los comentarios!
Artículo original escrito por Skyler Allen. Él ama escribir y conversar sobre anime, y siempre está listo para discutir el último capítulo de One Piece. Puedes leer más trabajos suyos en su blog apieceofanime.com y seguirlo en Twitter como Videogamep3.
Traducción al español obra de Amílcar Trejo Mosquera.