Reseña | Tate no Yuusha No Nariagari – Capítulo 17

Capítulo 17: “Se forma una promesa” Amanece en el territorio sagrado de los filolial, y Fitoria, parece dispuesta a cumplir la amenaza de la noche anterior. Naofumi debe reconciliarse con los otros héroes o esta los matará para convocar cuatro nuevos elegidos. Sin embargo, tomando como rehén a Melty, decide darle una oportunidad con la … Saber más

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lightbulb_outline Esta reseña sobre Tate no Yuusha no Nariagari contiene spoilers. Si no has visto el capítulo, te recomendamos hacerlo y después regresar a leer la reseña.

Capítulo 17: “Se forma una promesa”

Amanece en el territorio sagrado de los filolial, y Fitoria, parece dispuesta a cumplir la amenaza de la noche anterior. Naofumi debe reconciliarse con los otros héroes o esta los matará para convocar cuatro nuevos elegidos. Sin embargo, tomando como rehén a Melty, decide darle una oportunidad con la condición de que sea Filo quien la enfrente. En la batalla, Filo se muestra impaciente al principio, pero gracias a los consejos de Naofumi consigue poder y motivación para hacer frente a Fitoria. Demostrado su valor, la reina decide que es su digna heredera y le entrega una corona que se convierte en una delgada cresta en su cabello. El acuerdo se celebra con un banquete que se prolonga hasta la noche.

Más tarde, y a solas otra vez, Fitoria convence a Naofumi para que, al menos, intente la reconciliación con los otros héroes. También hablan sobre el pasado y le da información ambigua sobre las «olas» que vienen, ya que no recuerda más. Fitoria se siente conmovida porque Naofumi despierta en ella memorias del héroe que la crió.

En Melromarc, los héroes del arco y la espada llegan a un lugar misterioso en busca de unas armas sagradas que no están. Justo en ese momento, un rayo inmenso cae del cielo sobre ellos.

Análisis: salvar al mundo o a la gente

Este capítulo de Tate no Yuusha no Nariagari ofrece un final abierto al encuentro con Fitoria. Por otro lado, debemos estar atentos al escaso minuto posterior al ending, ya que nos adelanta la posibilidad de que Itsuki y Ren hayan muerto en terribles circunstancias.  

La narración de este episodio está dedicada casi por completo a las acciones de Fitoria y las reacciones que provoca en Filo y los demás, por lo que podría decirse que es la protagonista indiscutible desde el primer momento. De hecho, es ella quien irrumpe en la armonía del desayuno, inicia el conflicto y lo cierra con dos lágrimas contenidas de felicidad, mientras recuesta su cabeza sobre las piernas de Naofumi. Además, se retoman y amplían sus diálogos con respecto al capítulo anterior, dejándonos ver las contrariedades que viven en su personalidad.

El concepto y el tratamiento de las aparentes incoherencias en la reina filolial me parecen acertados en su combinación global. Su naturaleza bondadosa responde a un instinto infantil propio del filolial, pero convive con una amplísima experiencia vital y su responsabilidad con el mundo. Fitoria insiste hasta convencer al héroe del escudo de lo imposible, un intento de reconciliación con los otros héroes, y esto es así porque simpatiza desde el primer momento con Naofumi. Su deseo no es el de llevar a cabo el exterminio de los héroes, y pone todos los medios para facilitar al menos una tregua, una oportunidad de que el conflicto se solucione sin su intervención drástica.

Por otro lado, cuando las palabras de Naofumi despiertan retazos de los recuerdos del héroe que la crió, Fitoria aflora la raíz de todas sus emociones, la soledad. Es, en definitiva, “una niña antigua” que encuentra un inesperado momento de paz y compañía junto al héroe del escudo.

En cuanto al diálogo final que sostienen ambos, no podemos dejar pasar la importancia de la información que Fitoria le da a Naofumi. Aunque en clave, es evidente que es un vaticinio de las acciones futuras en las que se verán envueltos los héroes. En algún momento, la ambigüedad de la frase cobrará significado; estos tendrán que elegir entre el mundo y la gente, habrá un sacrificio.

Otros aspectos interesantes que se desarrollan en el episodio son el comportamiento de Filo en el combate y su futuro como reina filolial, el lento cambio en la actitud de Naofumi y algunos aspectos que me han resultado dignos de comentario jocoso.

Filo en combate

Estamos ante el primer combate en el que Filo es plena protagonista y se hace cargo del destino de sus compañeros. Fitoria la reta y al inducirla en la burbuja mágica que las aísla, la está sacando, a su vez, de la burbuja protectora a la que está acostumbrada. De pronto, el amo no está con ella, toda la fuerza del conflicto se dirige hacia ella, y el espectador percibe sus dudas, su impaciencia y su frustración. Sin embargo, la guía externa de Naofumi y la actitud ruda de Fitoria le hacen descubrir un camino nuevo donde tiene que reflexionar y conocerse a ella misma, madurar.

Será interesante observar los frutos de este enfrentamiento; si bien, Filo es un personaje en cuya inocencia queda el encanto. Esperemos que la trama sepa mantener su lado angelical, sin estancarla en personaje estereotipo por ello.

Naofumi está cambiando

Era evidente que el héroe del escudo no podía permanecer para siempre en el cliché del tipo rudo pero bondadoso en su fondo para siempre. En este capítulo, he percibido una actitud más abierta y sincera, y se agradece. Sin embargo, un héroe del escudo excesivamente blando y amable sería un error fatal en la evolución y características del personaje. Eso no, por favor.

Algunas apreciaciones jocosas

Me resulta casi inevitable comentar algunos aspectos de este capítulo de Tate no Yuusha no Nariagari que no me han sido indiferentes. Por ejemplo, la dedicación culinaria de Naofumi para alimentar a todos los filolial rompe el tono por completo. La escena del desayuno con los monstruos pájaro emitiendo sonidos de pato parecía sacada de una granja. Es un poco absurda. 

Otra secuencia digna de comentario es el desarrollo del combate. Sigue, paso por paso, todos los momentos esperables en una batalla del género Shounen. No rompe ni un solo estereotipo: Filo se lanza con todas sus fuerzas y no afecta al enemigo poderoso e impasible, en sus horas bajas Naofumi le hace reaccionar, y las emociones desencadenan una fuerza sobrehumana e inesperada mientras el personaje se engancha a la frase cliché “no perderé”.

Por otro lado, la retahíla de oraciones que desencadenan la magia en el mundo de Tate no Yuusha me tiene desconcertada por su longitud y su obviedad final. Quiero decir, no son conjuros misteriosos que añadan encanto al momento, son auténticas afirmaciones, excesivamente largas, de lo que van a hacer. No estoy segura de qué comentar sobre el ataque de Filo, que termina en “tornado”; mucho menos en lo que respecta a Fitoria, que, para contrarrestar, dice “antitornado”.

En cuanto a la corona, que parece sacada de Sailor Moon o una película de Barbie, considero un acierto su transformación y asimilación en cresta. De otro modo, rompería el estilo de la serie y chocaría con la personalidad y el aspecto de Filo.

Por último, aunque encuentro graciosa la fiesta final, tiene un punto ridículo. De hecho, da la sensación de que tras la batalla, el capítulo se carga de escenas intrascendentes que, si bien pretenden crear un ambiente amable, no dejan de ser relleno.

A modo de conclusión

Ya advertí que Mein no iba a quedarse de brazos cruzados respecto a las indagaciones de los héroes del arco y la espada. Evidentemente, ese rayo no es casualidad y nos deja con una intriga que ha estado ausente en estos últimos capítulos. La luz estridente atraviesa la pantalla y quizás provoque un conflicto en el espectador: ¿esperamos al siguiente capítulo o recurrimos a la novela o el manga?

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Fuente: Somos Kudasai

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