lightbulb_outline ¡Advertencia! Esta reseña sobre Kimetsu no Yaiba capítulos
quince y dieciséis contiene spoilers. Si aún no has visto los episodios, te
recomiendo que vayas a checarlos y después regreses a leer la reseña.
Episodio
15: El monte Natagumo
Ahora que sus heridas han
sanado, el trío de cazadores debe partir rumbo al monte Natagumo donde les
espera su próxima misión. Sin embargo apenas llegan las cosas se tornan
siniestras, Tanjiro e Inosuke sin pensarlo demasiado se adentran en el bosque
dejando atrás a Zenitsu. En el interior del bosque encuentran a otro cazador
quien les explica que alguna fuera se apodero de sus compañeros haciendo que
pelearan entre ellos. Aunque los refuerzos ya están en camino, mientras llegan deberán
lidiar con el problema solos. Gracias al olfato de Tanjiro no tardan en descubrir
que están controlando a los cazadores con hilos de telarañas. Pero la mejor
estrategia para lidiar con ello es encontrar a quien manipula los hilos, un
trabajo del que Inosuke se ocupa.
Episodio
16: Que otro vaya al frente
Tanjiro e Inosuke han encontrado a quien manipula los hilos pero llegar a ella no será tan sencillo. Mientras tanto, Zenitsu también se ha adentrado en el bosque para encontrar y proteger a Nezuko. Por su parte, con ayuda del otro cazador, Tanjiro e Inosuke pueden avanzar hacia la marionetista. Sin embago entre más cerca están del objetivo más fuertes son sus marionetas. A pesar de que consiguen librarse de sus atacantes sin dañarlos estos acaban muriendo de todas formas, finalmente aparece una nueva marioneta: un demonio sin cabeza. Al mismo tiempo, Zenitsu continua buscando a sus amigos en el bosque mientras algo siniestro asecha su espalda. De vuelta al demonio, Tanjiro e Inosuke consiguen eliminarlo y esto a su vez los lleva a eliminar a la marionetista. Pero la batalla no ha terminado, una de las doce lunas habita ese monte.
Extrañamente
satisfecho
Regresando un poco al pasado, recordemos que Inosuke no entraba en mis favoritos por ser tontamente impulsivo. Aunque sigue siendo impulsivo, poco a poco se va mostrando un poco más preocupado por entender las cosas. Tal parece que crecer en la montaña sin nadie que le enseñe, ha hecho que tenga muy poco sentido común. Y a pesar de que está intentando entender las cosas, lo cierto es que no es sencillo enseñarle. Aunque hay que admitir que sus preguntas son un poco complejas para que Tanjiro o Zenitsu puedan enseñarle. Hablarle del orgullo y las costumbres quizá fue muy excesivo para su nivel. Después de todo, ni siquiera está en el nivel de entender sus propias emociones. Pese a ello, verlo reconociendo nuevas emociones no deja de ser muy satisfactorio de alguna manera, genera un sentimiento algo paternal, como ver a un hijo aprendiendo cosas nuevas.
En fin, está visto que todo
este progreso es en buena medida gracias a Tanjiro. Ya que es gracias a él que
Inosuke comienza a experimentar la calidez. La amabilidad del mayor de los
Kamado es insuperable, incluso Inosuke se siente atraído a ella aun sin saber el
porqué. Por primera vez Inosuke está experimentando la camaradería, que Tanjiro
confié en él y peleen juntos lo llena de una extraña satisfacción. Al final,
creo que esto es algo que solo Tanjiro podría haber conseguido. Después de todo
es esa aura de hermano mayor lo que genera un sentimiento tan reconfortante, de
alguien que te reconoce y al mismo tiempo esta para cuidarte de ser necesario. Definitivamente,
el espíritu de hermano mayor de Tanjiro puede abrirse camino al corazón de
cualquiera.
El
límite de nuestro poder
Dejando un poco de lado el crecimiento de Inosuke y mi admiración por Tanjiro, creo que es prudente revisar el límite de lo que un cazador puede hacer. Los demonios han demostrado ser seres poderosos, incluso más de lo que se pretendió mostrar al inicio. Por esta razón cada vez ha resultado más lógica la inclusión de nuevos personajes y la formación de un ‘grupo’. Un cazador es poderoso, pero no invencible, por ello es más efectivo el ataque en grupo. Kimetsu no Yaiba capítulos quince es una prueba de lo anterior mencionado. Para poder acabar con lo que atormenta el monte Natagumo se envió a un grupo de cazadores, al fallar se envió otro grupo y finalmente se optó por enviar, no a uno, si no a dos pilares. Los números si pueden ser decisivos en una batalla.
Por otro lado, lo que ocurrió con los cazadores más cercanos a la marionetista me deja pensando en el límite del cuerpo. A diferencia de los demonios, un cazador no puede regenerarse ni sanar al instante, lo que por sí solo ya es una desventaja. Aunque admiro su coraje, dudo que otros cazadores luchen con los huesos rotos como Tanjiro lo hizo, quizá cazadores de rangos más altos lo harían, pero no los mizunotos. Los chicos que fueron atrapados por la marionetista, fueron llevados hasta sus límites, la agonía era tal que pedían por su muerte. Es una pena que pese al esfuerzo no pudieron ser salvados, pero quizá fue lo mejor, después de sufrir tanto dolor físico y mental posiblemente no se habrían podido recuperar.
Fluye
como un río
Siguiendo con lo visto, tenemos la diferencia de estrategia. Una de las cosas que Inosuke no tolera es que haya alguien mejor que él, en este caso fue Tanjiro su objetivo. A pesar de lo bien que compaginan al luchar juntos, para Inosuke no deja de ser algo frustrante tener que seguir los planes de Tanjiro. Pero hay algo más por encima de la frustración y esa es la admiración. Cada vez Inosuke es más consiente de sí mismo, lo que le ha llevado a ser consiente de otros, esto es especialmente dirigido a Tanjiro, ya que él es el que más ha despertado su competitividad. Pero hubo un momento que lo ilumino por completo, durante su batalla contra el demonio marioneta, Inosuke fue consiente de algo vital: él es fuerte pero no lucha con estrategia. Él se lanza a pelear sin plan e improvisando sobre la marcha.
Todo lo contrario a Inosuke, Tanjiro siempre está contemplando y planeando su siguiente movimiento. Este descubrimiento fue todo un destello de genio para alguien como Inosuke, pues por primera vez comprendió que hay modos más inteligentes de encarar a un enemigo y Tanjiro es la prueba de ello, ya que siempre está planeando y actuando según se ha trazado su plan, al igual de la corriente que sigue un río. Este atributo ha despertado cierta admiración en Inosuke, y quien sabe quizá gracias a esto él mismo se dedique a pensar un poco antes de lanzarse a pelear como siempre.
Libertad
Respecto al final de Kimetsu no Yaiba capítulos dieciséis, la marionetista resulto ser un demonio menor, no era una de las doce lunas. Pero no solo eso, también pudimos contemplar el miedo con el que vivía. Muy diferente a lo que parecía, ella no era la feliz mamá del monte, más bien parecía estar sometida. El miedo hacia ‘papá’ era lo que la hacía cometer aquellas acciones que acabaron con la vida de tantos. Al final resulto que su miedo era tan grande que prefirió la muerte a seguir sufriendo aquel sentimiento.
Como resultado de lo anterior, su muerte fue piadosa y gentil, una muerte que solo Tanjiro podía brindarle. Él al verla aceptando, e incluso recibiendo, su muerte, cambio en el último momento su ataque y lo convirtió en uno que destilo consuelo. Siendo así que la suave lluvia y los ojos tan gentiles de Tanjiro, acabaron despertando un recuerdo en aquel demonio; era un recuerdo distante y prácticamente olvidado, un recuerdo de cuando fue humana, de cuando era amada y tratada con gentileza. Ante tal gentil acto y tan distante recuerdo, las lágrimas no pudieron faltar.
Finalmente, y después de tanto, ella es libre; el sentimiento de miedo y la constante tortura física y psicológica que sufrió, al fin ha llegado a su final. Aunque las opiniones puedan variar, creo que la muerte es un buen remedio para los peores males. No todo se puede resolver con la muerte, pero hay veces que esta parece ser el único camino para alcanzar nuestra anhelada libertad. Quizá algunos la vean como la salida de los cobardes, pero incluso un cobarde necesita encontrar un escape cuando ya no puede más.
Comentario final Kimetsu no Yaiba Capítulos 15 y 16
Kimetsu no Yaiba capítulos quince y dieciséis, han sido episodios llenos de emoción e increíbles demostraciones de fuerza. No cabe duda que esto cada vez se pone mejor, los demonios siguen impresionándome con sus increíbles habilidades de sangre. Al mismo tiempo no deja de ser increíble la calidad en la animación, algunas tomas que siempre me resultan molestas esta vez me han dejado con un buen sabor de boca. Las tomas de las que hablo son los típicos desplazamientos rápidos de escenario; el mejor ejemplo de esto es cuando Inosuke usa su habilidad de detección para encontrar a la marionetista.
Concluyendo con esto, diré
que ambos capítulos me han gustado mucho pero quiero más participación de
Zenitsu. Esperemos que para el siguiente capítulo finalmente pueda reunirse con
Nezuko y esperando un milagro, ojala nos den otra muestra de su poder de
trueno.
Finalmente,
es tiempo de cerrar con esto, no sin antes preguntar: ¿Qué les han parecido
estos episodios? ¿Quién creen que sea parte de las doce lunas: ‘papá’ o alguno
de los otros hijos? ¿Llegara Giyu y Shinobu a tiempo o Tanjiro y compañía se
les adelantaran en el trabajo?
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