lightbulb_outline ¡Advertencia! Esta reseña sobre Kimetsu
no Yaiba capítulo veinte contiene
spoilers. Si aún no has visto el episodio, te recomiendo que vayas a checarlo y
después regreses a leer la reseña.
Episodio
20: Una familia unida a la fuerza
Pese a los esfuerzos de Tanjiro, Rui sigue con vida ya que él mismo cortó su cabeza para evitar la decapitación del cazador. La luna demoníaca decide acabar con la vida de ambos hermanos Kamado, sin embargo la aparición de Giyu acabo con sus planes, y su vida. Mientras tanto, la hermana demonio comienza a recordar su llegada a ese bosque y como se unió a la familia de Rui. Finalmente encuentra a un cazador y lo encierra en su ‘capullo’, pero no llega muy lejos pues Shinobu llega para juzgar sus acciones, al final la demonio muere envenenada por la espada de la pilar insecto. Por su parte, Rui recuerda que él deseaba los lazos familiares porque quizá así podría recordar algo de su vida como humano.
Demostración
de fuerza
Esta semana Kimetsu no Yaiba capitulo veinte fue menos épico que su antecesor, pero eso no significa que fuera menos emocionante y visualmente hermoso. Quizá una de las razones por las que se sintió menos épico es por la monstruosa fuerza de los pilares, vamos a ver, que un personaje fuerte haga su aparición para una batalla suele ser muy emocionante, a menos claro que sea tan fuerte que su aparición solo sea ‘fanservice’. Esto lo digo en especial por Giyu, quien sin ningún esfuerzo acabo con Rui, su técnica fue hermosa pero efímera, si parpadeaste te perdiste el momento cúspide, o al menos así se sintió para mí. Puedo entender que Rui sobreviviera a la desesperada e increíble técnica casi suicida de Tanjiro, sin embargo no puedo aceptar la facilidad con la que llega Giyu y se deshace de él en cuestión de segundos, demerita el esfuerzo demostrado.
Por otro lado, y opacando la
efímera participación de Giyu, tenemos a Shinobu, quien nos demostró que la
fuerza puede ser delicada y estratégica. Esta pilar es todo un caso particular;
en primer lugar no parece buscar la erradicación de los demonios de manera tan
tajante, cree en formar amistades entre humanos y demonios, además ahora
podemos saber que su forma de pelear es muy única, ya que ella no corta la
cabeza de sus oponentes, si no que les infecta con el veneno puesto en la hoja
de su katana. Aunque quizá la característica más inquietante de esta pilar es
su disfrazado sadismo. Lo que me queda claro es que Shinobu es tan letal como
encantadora, incluso su ataque lo fue, la belleza de la mariposa fue
equiparable al destino de dolor que le esperaba a la demonio en quien se posó.
La
familia no se elige
Siguiendo con el tema de los
episodios pasados acerca de los vínculos, me gustaría retomar un poco esto de
la familia forzada, porque ¿qué familia de hecho no es forzada? Seamos justos
con esto, ninguna familia bilógica lo es por elección, es algo que la
naturaleza te impone y depende de cada individuo si forma vínculos afectivos o
no. Y esto último es la clave para comprender el problema con la familia de
Rui. Es cierto que la familia no se elige, pero también es cierto que nada te
obliga a sentir afecto por ella, cosa que Rui rompe al imponer su ideal de ‘vínculos
verdaderos’.
Pero bueno, al final se
devela que Rui no tiene recuerdos de su vida como humano y por ello quiere
tanto formar estos ‘vínculos verdaderos’. Ya que en su mente se ha formado la
idea de que si roza estos sentimientos algún recuerdo despertara en él. Evidentemente
su motivación se corrompió a la mitad y solo acabo consiguiendo una secta que
le obedecería con tal de no ser heridos. Y si, lo que Rui hizo fue formar una
secta no una familia, incluso eligió a los blancos perfectos para unirse: débiles
de mente y cuerpo que en su desesperación harían lo que se les pidiera con tal
de sobrevivir.
En suma, Rui hizo para sí mismo lo que la naturaleza hace para el resto, con la única diferencia en que él se olvidó de dejar intacto el libre albedrio. Se encargó de someterlos e imponer sus creencias, que se olvidó por completo de lo esencial dentro de una familia: los vínculos afectivos. Rui se obsesiono con los papeles representativos de cada figura en el plano familiar, pero en su obsesión se olvidó de comprender lo que estos papeles significan.
Comentario
final
Kimetsu no Yaiba capítulo veinte ha sido un episodio fugaz, pero concienzudamente revelador. No puedo dejar de pensar que la pelea de Giyu fue terriblemente carente de potencia, estéticamente fue hermosa pero fracasa en muchos niveles como una batalla de Shounen. En mi pobre opinión, Shinobu tiene mucho más mérito en este episodio, sin derrotar a una luna demoníaca, del que puede tener Giyu. Este capítulo se sintió algo flojo por partes, pero supongo que eso se debe en mayor parte por lo increíble que fue el capítulo anterior, toda la adrenalina que despertó en mí el episodio diecinueve sigue sin abandonar por completo mi sistema.
En fin, antes de terminar debo hacer una última labor de alabanza para la estética de las técnicas de ambos pilares. Si bien es cierto que no estoy feliz con la fugaz técnica de Giyu, no puedo ni debo negar lo hermoso de su futilidad. La aparición de esa undécima técnica es la comprobación de que nunca se llega a aprender todo, siempre se puede innovar, reinventar o mejorar. Luego está la técnica de Shinobu, una delicada muestra de ‘feminidad letal’, visualmente es una composición dulce, una mariposa se posa en su objetivo, y lo siguiente que hay es un desborde de sangre, hermosamente letal.
Finalmente, es tiempo de cerrar con esto, no sin antes preguntar: ¿Qué les ha parecido este episodio? ¿Qué opinión tienen respecto a la ‘pelea’ de Giyu? ¿Qué opinan de Shinobu y su letal veneno? ¿Creen que los vínculos afectivos de una familia también nazcan de la biología? ¿Por qué creen que Rui odiaba tanto que su ‘familia’ recuperara su verdadero rostro? En mi opinión esto se debe a las relaciones biológicas, después de todo en una familia todos tienen rasgos similares, y eso es lo que él quería reflejar.
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