Reseña | Fruits Basket 2 – Capítulo 15

¡Advertencia! Esta reseña sobre Fruits Basket 2 capítulo quince contiene spoilers. Si aún no has visto el episodio, te recomiendo que vayas a checarlo y después regreses a leer la reseña. “… Me voy” Fruits Basket 2 capítulo quince inicia con Yuki enterándose que su entrevista vocacional debe posponerse pues su madre no está disponible […]

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¡Advertencia! Esta reseña sobre Fruits Basket 2 capítulo quince contiene spoilers. Si aún no has visto el episodio, te recomiendo que vayas a checarlo y después regreses a leer la reseña.

©高屋奈月・白泉社/フルーツバスケット製作委員会

“… Me voy”

Fruits Basket 2 capítulo quince inicia con Yuki enterándose que su entrevista vocacional debe posponerse pues su madre no está disponible en la fecha dada. Mientras tanto, el resto del elenco pasa por su respectiva consulta de carrera. El futuro todavía despierta desasosiego en Tohru pero tiene a sus amigas para apoyarla. En cuanto a Kyou, él no puede elegir un futuro pues la sentencia de su encierro no lo deja más que contemplar el presente. El tiempo de la entrevista con Yuki y su madre sumergen al menor en un obscuro sentimiento. Ante la imposición de su madre Yuki se queda sin palabras pero por fortuna llega Ayame para salvar la situación. Con una confianza renovada Yuki encara a su madre y le hace saber que será él quien tomé sus decisiones, dando así su primer gran paso hacia su futuro.

La dificultad de planear un futuro

Nuevamente estamos ante un episodio que aborda las inquietudes y la incertidumbre que despierta hablar del futuro. Pero sin irnos demasiado lejos, pesemos en dos personajes que se muestran especialmente perdidos en esta situación: Kyou y Tohru.

Iniciemos con Tohru, quien desde el inicio de esta temporada ya nos daba indicios de lo problemático que es pensar en el futuro para ella. Un poco por la incertidumbre, y otro poco por la promesa que le hizo a su madre. Para ella esta conversación es problemática por el simple hecho que no tiene nada planeado más allá de lo que prometió con su madre. Pero eso es tan solo la superficie de su problema y se ha vuelto consiente, aun si no quiere, que hay algo mucho más profundo en su temor al futuro. Aunque en este punto ella continua huyendo de ese sentimiento, y antepone los problemas de los demás.

Tohru es un personaje más complejo de lo que creemos, su excesiva amabilidad y su profunda comprensión y ternura nos han segado a las grandes cargas emocionales que está llevando a cuestas. Su temor al futuro es una clara señal de alarma a un miedo más fundamental, un enorme temor al abandono. Le teme tanto a que todo llegue a un final, que inconscientemente se ha vuelto dependiente a ser necesitada. Ojo aquí, ella realmente está ayudando a los demás, pero eso la ha privado de ayudarse a ella misma.

Después tenemos a Kyou, para él el problema de hablar del futuro radica en que no tiene uno. Recordemos que él hizo una apuesta con Akito y de ello depende su futuro encierro. Hablar de futuro resulta en algo sumamente sobrecogedor, más ahora que prácticamente se ha rendido a su destino. Aunque es normal experimentar incertidumbre sobre nuestro futuro, el caso de Kyou es mucho más trágico, tener una entrevista de lo que hará tras la graduación resulta más cruel que sanadora en este punto. Pero que Kyou se haya rendido, no quiere decir que el resto lo haya hecho, Kazuma no lo hará.

A pesar de que Kyou ha decidido enfocarse en el presente, Kazuma no se rinde a la idea de que su hijo elija su propio destino. En apenas unas palabras nos hace sentir el enorme grado de su afecto por Kyou, no es su intención arrebatarle sus elecciones, pero eso no cancela que se preocupe por él y quiera guiarlo y apoyarlo. En este punto, Kazuma no sabe de la resolución pesimista que ha adoptado Kyou, aunque podemos intuir que la ha adivinado, es por ello que sus palabras guardan un profundo significado: “Tómate el tiempo que necesites… Quiero conocer TÚ elección”.

Una segunda oportunidad

El futuro no es lo único que podemos rescatar en este episodio, también pudimos volver nuestra mirada hacia el pasado. Un gran punto de choque llego cuando Yuki tuvo que enfrentar a su madre y hacerse escuchar por ella. Gracias a esto tuvimos una mirada más profunda de la frialdad con la que Yuki tuvo que crecer. La relación con su madre es una enorme cicatriz para él, sin ser capaz de buscar consuelo en sus brazos, creció anhelando un cariño que nunca le fue dado. Las inseguridades de Yuki están profundamente relacionadas con la búsqueda patológica del amor maternal que nunca recibió. Aunque desesperadamente intentaba aferrarse a su madre, ella nunca escucho sus llantos, nunca escucho su desesperación. Pese a que Yuki creyó que se había rendido en hacer que su voz alcanzara a su madre, su constante decepción hacia su indiferencia demuestra que aun anhela algo de ella.

Durante la entrevista escolar, la voz de Yuki fue minimizada por su madre, pero en medio de esa desesperante situación llego Ayame. Alertado por Shigure, Aya llego con la firme convicción de apoyar a su hermano, porque es plenamente consciente de cómo es achicado en presencia de su madre. El apoyo y cuidado de Ayame y el reconocimiento de esto por parte de Yuki, confunde a su madre. Pero Ayame no duda en dejarlo claro, él aprendió de sus errores y está volviendo a comenzar, y no fue otro sino Yuki quien le permitió que fuera así.

Las segundas oportunidades no son exclusivas, el corazón de Yuki es generoso y si su madre lo buscara también podría reconstruir su relación con su hijo. Todo es cuestión de voluntad. La aparición de Ayame fue el perfecto momento salvavidas, y dio una muestra práctica de lo que significa aprovechar las segundas oportunidades. Demostró que realmente estará para Yuki cuando más le necesite.

“Soy parte de este mundo y quiero esforzarme”

Lo mejor lo dejamos para el final. La madre de Yuki no está lista para cambiar, pero él si está listo para hacerlo. Esta consulta sobre el futuro es un momento importante para todos, y también lo es para Yuki, porque es su primer escalón hacia su propio ser. Este es el momento en que comenzara a poner en palabras sus propios deseos, sin depender de otros. La actitud invasiva de su madre al querer planear su futuro casi lo hace perder su determinación, por suerte apareció Ayame, inyectándole una renovada convicción. Finalmente consiguió hacerle llegar sus intenciones a su madre, él quiere ser quien tome sus decisiones, sean buenas o malas quiere ser quien asuma la responsabilidad por ello. No se trata de un mero asunto de libertad e independencia, es una declaración de una búsqueda personal de su propio ser.

Para Yuki este crecimiento y búsqueda, inicio cuando se unió al consejo estudiantil. Lentamente comenzó a recorrer su propio camino, llevando  cuestas sus problemas eso sí. Ser capaz de ver a su madre de frente y declarar sus intenciones, es justo lo que necesitaba para finalmente ponerse de pie y comenzar a andar con su propia fuerza. Pero nada de esto lo podría haber logrado de no ser por el apoyo que Tohru le brindo. Es por ello que se vuelve algo sumamente emblemático el hecho de que Tohru se desprenda de la cinta para el cabello que le regalo Yuki, cuando lo ve partir rumbo a la sala del consejo estudiantil. Es un reflejo del estado actual de sus emociones, un símbolo de desprendimiento. Yuki necesitaba del apoyo activo de Tohru para llegar a donde está, pero ahora ya no es así.

A partir de ahora él será capaz de seguir adelante con sus propios pies, esto no significa que Tohru dejara de apoyarlo, es solo un reflejo que su apoyo no será igual al de antes, porque eso ya no es lo que él necesita.

Comentario final

Fruits Basket 2 capítulo quince ha sido un episodio tan desgarrador como esperanzador. Las perspectivas del futuro nos mostraron que todos están en puntos muy distintos de su propia lucha. Mientras que unos están llegando a conciliaciones personales, otros siguen sin poder acercarse a la línea de partida. Sumado a ello tuvimos excelente puntos de reflexión que casi pasan desapercibidos. El primero dedicado a Shigure y su cada vez más descarado juego de sombras, en algún punto tocara hablar de la “amabilidad” de Shigure y porque todos notan su lado malicioso. Otro punto que casi consigue pasarnos de noche es la dedicación de Mayu y lo sumamente empática que es. Esto último ya lo sabíamos gracias al capítulo doce, pero los detalles dentro de las entrevistas y su cuidadosa forma de guiar a todos lo dejan en mayor evidencia.

Antes de cerrar con esto debo decirles que cada vez me enamoro más y más de los detalles del guion. La semana pasada les mencione un paralelismo en cuanto al encuentro de Yuki y Machi con el encuentro entre Tohru y Kyou, y esta semana esto se repite pero referente a Tohru con Kyou y Tohru con Yuki. A través de las miradas que se dedican casi nos revelan la diferencia entre los afectos latentes. Pero el premio se lo dejo al super spoiler que significa mostrarnos la caja abierta de Tohru y su empeño por continuar enterrándola en lo profundo de su ser. Todos sabemos a quién pertenece esa espalda con ese llamativo cabello color naranja.

En fin, esta ha sido mi impresión de este capítulo, díganme: ¿Qué les ha parecido este episodio? ¿Creen que el futuro inevitablemente está ligado al pasado? ¿Qué será lo que se esconde detrás de la sonrisa de Shigure? ¿Es la libertad otra forma de reafirmar nuestro “yo”? ¿Qué les pareció la intervención de Ayame en la entrevista de Yuki? ¿Los hijos deben ser útiles para los padres? ¿Cuál es su opinión de la madre de Yuki?

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Fuente: Somos Kudasai

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