Reseña | Fruits Basket Final – Capítulo 9

¡Advertencia! Esta reseña sobre Fruits Basket Final capítulo nueve contiene spoilers. Si aún no has visto el episodio, te recomiendo que vayas a checarlo y después regreses a leer la reseña. “¿Cuál es tu nombre?” Fruits Basket Final capítulo nueve da inicio con la continuación del episodio anterior. Kyo huyo de Tohru y mientras ella […]

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¡Advertencia! Esta reseña sobre Fruits Basket Final capítulo nueve contiene spoilers. Si aún no has visto el episodio, te recomiendo que vayas a checarlo y después regreses a leer la reseña.

©高屋奈月・白泉社/フルーツバスケット製作委員会

“¿Cuál es tu nombre?”

Fruits Basket Final capítulo nueve da inicio con la continuación del episodio anterior. Kyo huyo de Tohru y mientras ella piensa en la tristeza reflejada en sus ojos, Akito aparece frente a ella. Ya que los lazos del zodiaco se han debilitado tanto, Akito sabe que es el final y enfrenta a Tohru por llevarla hasta ese punto. Sin embargo la calidez de Tohru y su empatía con su soledad alcanza a Akito, pero un accidente ocurre y Tohru cae de un acantilado. Al saber la noticia Kyo va a buscarla, verla así lo impacta demasiado. A su manera ambos siguen su propio corazón. Akito visita a Kureno en el hospital pero no tiene el valor para ver a Tohru, el peso de su culpa es demasiado. Después de escuchar a Momiji, Akito está lista para ver a su nueva amiga.

Estar fuera del círculo

Vamos a iniciar esta reseña hablando de Akito y su papel, no solo en el zodiaco sino en la serie en general. Desde que fue presentada, Akito ha ocupado el puesto de villana, sus acciones hasta ahora le han ganado la etiqueta. Ella ha sido la culpable de muchas situaciones desafortunadas y ha provocado bastante dolor en los demás. Las acciones de Akito no son excusables, aun cuando su carácter y su personalidad tengan una justificación, eso no alcanza para eximir sus pecados. Sin embargo las circunstancias que la rodean pueden atenuar nuestro juicio sobre ella, no en todos eso es obvio.

Una de las razones por las que Akito creció obsesionada con los vínculos del zodiaco es porque creyó en las palabras de su padre. Pero eso por sí mismo no alcanza, eso no es más que la punta del iceberg. Lo cierto es que Akito creció en soledad, aunque debió ser amada lo que recibió fue una torcida adoración. A pesar de ser “Dios”, una existencia anhelada, siempre estuvo apartada, en realidad nunca fue parte del zodiaco como el resto. Lo más terrible de su crecimiento es que jamás le enseñaron a ser algo diferente a “Dios”. Su miedo a perder aquellos vínculos es porque sin ellos, ella no sería nada. Su existencia seria negada por completo y eso es aterrador. Quizás Akito ya sea una adulta, pero lo cierto es que no sabe nada, nadie le enseño nada.

Esto es algo que Tohru tardo en ver, ella también fue ciega a la soledad de Akito. Pero no es su culpa, antes de poder enfrentar la soledad de Dios, Tohru tenía que enfrentar a su propio corazón. Hacía falta que desenmascarara sus propias mentiras para finalmente encontrar a Akito. Solo hasta que Tohru logro aceptar plenamente su amor por Kyo y su efímero anhelo por lo eterno, es que ella pudo enfrentarse a Akito como iguales. Porque al final eso son, son iguales, son dos mujeres heridas, perdidas en sus propios deseos pero ansiosas por avanzar. De hecho ambas son más parecidas de lo que creyeron, pues desde siempre ambas compartieron la característica de “vivir fuera del círculo”.

Tanto Tohru como Akito comparten la experiencia de permanecer fuera. El caso de Akito es obvio, ya lo dije antes, Dios es parte del zodiaco pero al mismo tiempo no lo es, siempre está sobre ellos pero jamás junto a ellos. Con Tohru hay que retroceder un poco y rememorar aquel juego infantil, donde Tohru quedo fuera pues en lugar de nombrarla como una fruta ella fue marcada como una bola de arroz. Una situación que no solo quedaría como una broma infantil sino que marcaría a la propia Tohru, quien siempre se sintió fuera de la cesta de frutas. Su único refugio fue su madre y cuando la perdió, ella misma se perdió. Su condición de “bola de arroz” fue algo que la siguió y aunque pareciera pertenecer con los Sohma, eso no era así realmente.

La aceptación de sus sentimientos por Kyo fue como quitarse la venda que ella misma se había puesto. Estar fuera del círculo es algo que ella misma había elegido, y encontrar a Akito fue su señal para buscar un nuevo comienzo. Después de todo, Akito era como ella, cargando con una soledad demasiado pesada para ella. Si ella no podía integrarse al círculo por sí misma, entonces Tohru puede sentarse a su lado afuera de este. Entonces, ninguna de las dos volverá a estar sola de nuevo.

Amor sincero

Las catarsis de Tohru no se limitan a la soledad de Akito y su deseo por un nuevo comienzo juntas. En medio de toda su reflexión ella ya no puede, y no quiere, huir más del hecho de que ama a Kyo. Su amor por él no es algo pasajero, se trata de un sentimiento que ha crecido con el tiempo y que lo ha vuelto irremplazable. Escuchar la historia de Kyo fue impactante pero no consiguió tirar su anhelo por él. Porque más allá de desear un futuro brillante donde ambos estén juntos, ella desea un futuro en donde él este en paz. Cada vez que ve o escucha a Kyo desechando su futuro tan fácilmente, se le rompe el corazón. La tristeza que sus ojos reflejan es aún más dolorosa que todo lo que este le confeso sobre el accidente de su madre.

Se dice que el amor, cuando es verdadero, da libertad. Un amor que no espera ser reciproco puede parecer endeble, pero si la razón es porque se preocupa por el bien del otro, entonces es un amor más fuerte que cualquier otro. Ese es el caso de Tohru, ella ama a Kyo, demasiado, sin embargo no es su deseo que él permanezca a su lado si eso lo lastima. Porque para ella lo primero es el bienestar de Kyo. Mientras él pueda avanzar y pensar en el futuro, ella puede aceptar que ese futuro no sea a su lado. Tan solo desea que él ya no se rinda a la vida.

La sinceridad de Tohru es envidiable y hace que mi corazón duela. Sus sentimientos no son un desperdicio, Kyo la ama, nadie puede dudarlo. Sin embargo Kyo no ha terminado de lidiar con sus complejos, culpas e infinitas emociones negativas. Él no ha dejado de sentirse como la peor basura y mantras ese pensamiento persista, no puede solo aceptar a Tohru. Necesita ser sacudido, ver a Tohru herida después de caer del barranco fue una primera sacudida. Esa sensación de pérdida es algo que debía experimentar para poder ser sacudido aún más cuando le pongan las ideas en su lugar. Tohru ya demostró su amor, ahora es el turno de Kyo.

Atesorar la sinceridad

Seguimos con las catarsis de este episodio, la última la alcanzo Akito con ayuda de Momiji. Después de su pelea/charla/encuentr con Tohru, Akito alcanzó su mayor grado de lucidez. Por primera vez pudo ver lo terrible de su actuar y lo horrible de su situación, misma que ha estado arrastrando por años. Aunque fue Tohru quien le ayudo a alcanzar esa lucidez, con quien está más apenada y a quien ha dañado más no es otro que Kureno. Pero contrario a su estado de ánimo, en el que se siente culpable y frustrada consigo misma, ni Kureno, ni Tohru la culpan por nada de lo que ha ocurrido. Al contrario, ambos desean sinceramente que pueda avanzar y olvide todo el dolor que ha estado llevando a cuestas.

La actitud de ambos es incomprensible para Akito, ella esperaba que la culparan, que no la perdonaran. Tanta sinceridad los hace parecer unos tontos, de los que cualquiera podría aprovecharse. Tan tontos, que posiblemente lo permitirían con una sonrisa. Y quizás no se equivoca, pero no es porque sean tontos, es porque son sinceros e infinitamente amables. Es verdad que es muy fácil aprovecharse de esas personas, ella misma lo ha hecho por años con Kureno. Sin embargo eso no sería culpa de ellos sino de quienes se aprovechan de su disposición. Esa es la lección que le enseña Momiji.

Una vez más el dulce Momiji es el encargado de defender la sinceridad de otros. Es él quien a través de un cuento, uno que ya conocemos, le enseña a Akito que la sinceridad no es una tontería. Que aquellos que dan a manos llenas no son idiotas, más bien el mundo es cruel y por eso son tratados así. Es por ello que es responsabilidad de los otros el atesorar la sinceridad de los “tontos”. Si ellos mismos no pueden ver la maldad del mundo, es trabajo de nosotros el prevenir que sean heridos por esta. Obviamente eso incluye cuidarlos de que seamos nosotros quienes les hiramos con nuestra malicia.  

Detalles

Similar a la reseña anterior, mencionare algunas cosas que no voy a desarrollar pero es bueno tener a consideración:

  • Los capítulos del manga que se adaptaron en este episodio fueron: 121, 122, un poco del 123 y otro tanto del 124.
  • El lugar donde cayó Tohru es donde al inicio de la historia estuvo acampando, hasta que Yuki y Shigure la llevaron con ellos.
  • La pesadilla de Kyo termino por volverse una realidad, y si, eso es algo que él jamás deseo.
  • El pésimo sentido de orientación de Yuki fue lo que le impidió ir en la misma dirección que Kyo, quizás fue lo mejor.
  • Isuzu es una de las más devastadas por la noticia de la caída de Tohru, pues pese a su aparente hostilidad, le tiene un enorme cariño a la castaña.
  • Momiji ya no usa su mochila de conejo, sin embargo aún conserva objetos alusivos a este animal, por ejemplo el pañuelo que le presto a Akito.
  • Hatori no sabe realmente hasta qué punto todo ha sido planeado por Shigure, es posible que ni siquiera el mismo Shigure supiera el verdadero alcance de su plan.

Comentario final

Fruits Basket Final capítulo nueve ha sido un episodio tremendamente esperado y ansiado por el fandom de esta serie. Sin miedo a equivocarme les puedo decir que el fandom de antaño, quienes hemos estado aquí desde la publicación del manga, jamás creímos que este día llegaría. Claro que ansiábamos ver la nueva lucidez de Akito, genuinamente anhelábamos ver los sinceros sentimientos de Tohru. Pero lo que más queríamos era presenciar el primer beso de nuestra pareja favorita. Y si, quizás para muchos fue un poco fuera de lugar, pero era algo necesario para la catarsis total de nuestros protagonistas. Más de quince años de espera han valido la pena.

Antes de cerrar con esta reseña solo me queda tirarme en alabanzas para el equipo de producción de este anime. Puede que el guion se esté tomando sus libertades con el acomodo de escenas, pero lo han hecho funcionar genuinamente. La dirección de este anime no merece que se le juzgue tan severamente. Puedo dar fe que hasta este punto, la historia no ha perdido en ningún sentido la esencia que me hizo enamorarme, a mí y a cientos de fans, de esta serie.

En fin, estas han sido mis impresiones de este capítulo, díganme: ¿Qué les ha parecido este episodio? ¿Cuál es su opinión de la evangelización de Akito? ¿Ustedes podrían perdonarla? Sin miedo al éxito ¿amaron la escena entre Kyo y Tohru? Yo si lo hice. El siguiente capítulo tendremos el paso de Tohru por el hospital, la pelea final entre Yuki y Kyo, y posiblemente cerremos el episodio con un Kyo en plena convicción.

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Fuente: Somos Kudasai

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