El pasado 24 de enero, la Policía Prefectural de Kanagawa presentó cargos ante la fiscalía de Yokohama contra un hombre de 44 años, bajo la acusación de haber violado la Ley de Derechos de Autor vigente en Japón. ¿El delito? Tráfico ilegal de falsificaciones de fundas para dakimakura.
Según la Asociación Japonesa de Derechos de Autor de Software Informático (ACCS), el hombre, residente en la localidad de Ofuna, en la Prefectura de Kanagawa, tenía en su poder 72 artículos falsificados con la imagen de doce personajes de diez series de anime diferentes, según una lista parcial de la ACCS:
- De Magia Record: Mahou Shoujo Madoka Magica Gaiden: Iroha Tamaki.
- De Dead or Alive 6: Marie Rose, Honoka, Rachel, Christie, Hitomi y Leifang.
- De Granblue Fantasy: Europa, Monika.
- De To LOVE-Ru Darkness: Momo Belia Deviluke.
Como siempre, los investigadores dispusieron las pruebas para las fotografías de prensa, en las que también podemos ver a Makima de Chainsaw Man, y a Dark Magician Girl, de Yu-Gi-Oh! Ah, y también está Asuka Langley, de Neon Genesis Evangelion, apretando los dientes sobre lo que parece ser un marcador permanente.
El hombre, que compró y revendió las fundas en Internet, está acusado de violar la ley de derechos de autor, y ha admitido los cargos. Mientras tanto, los fiscales dicen que pedirán que se aplique un “castigo ejemplar”. Llegados a este punto, algunos se preguntarán por qué se trata este asunto como un delito mientras que los doujinshi, cómics autopublicados de aficionados que pueden utilizar personajes preexistentes protegidos por derechos de autor, suelen tener vía libre en Japón. Aunque la policía no ha hecho ninguna declaración oficial al respecto, los factores clave para pasar por alto la infracción de los derechos de autor que representan los doujinshi suelen ser la cantidad, el momento y el método de distribución.
Las editoriales y la policía tienden a dejar pasar el doujinshi siempre que se produzca en pequeños lotes para su venta en eventos de corta duración, como la Comic Market (Comiket). En este caso, sin embargo, las fundas se vendían continuamente a través de Internet, y en un registro de la casa del hombre aparecieron unas 600 más, además de las 72 que se le encontraron inicialmente. Entre 2018 y el verano pasado, cuando su operación fue clausurada, se estima que el hombre consiguió ingresos por alrededor de 12 millones de yenes (más de 93 mil dólares) en ventas de fundas para dakimakura falsificadas.
Fuente: Japan’s Association of Copyright for Computer Software (ACCS) vía SoraNews24
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