Los Justicieros Sociales (conocidos en inglés como Social Justice Warriors, o por su abreviatura como SJW) nunca solían ser algo “negativo” hasta que llegó el siglo XXI y encontraron el acceso a internet. Desde entonces, y en esta generación en general, las redes coinciden en que la gente se ha vuelto demasiado sensible y tan políticamente correcta que es peligrosa.
El primer ejemplo que se puede rememorar fue durante la emisión del anime Goblin Slayer en 2018, que causó una ola de críticas en Twitter (reconocido ya como la cuna de los SJW), quienes aseguraban que esta era una serie que los hombres disfrutaban de sobremanera dado que despertaba “su instinto natural como seres violentos”. Sin embargo, a pesar de todo, algo que ha circulado recientemente en redes es el por qué los SJW nunca podrán afectar realmente a la industria del anime.
1. Los justicieros sociales son exclusivos de Occidente
De entrada, el término “Social Justice Warriors” nació en Occidente y se utiliza para referirse a estos usuarios en redes con ideales extremistas que actúan de forma muy agresiva ante cualquier cosa que no se adapte a sus términos. Siendo exclusivos de Occidente, a Japón no podría importarle menos su existencia.
Y dado que el anime es inherentemente japonés, este grupo de minorías es realmente irrelevante y carece de poder o influencia para exigir cambios en diseños, temáticas o cualquier elemento de un anime. Una polémica bastante popular y que a estas fechas ya es noticia vieja fue la generada por la serie Tate no Yuusha no Nariagari, durante sus primeros episodios, en donde se criticó bastante que, y cito, “se empoderara a los hombres haciéndolos ver como víctimas cuando Naofumi fue acusado falsamente de violación“.
2. Japón no tiene necesidad de complacer peticiones de Occidente
El anime es japonés y es hecho en Japón (o eso se supone, porque ahora ya incluso contratan en Corea del Sur, China, y otros países). Dado esto, es lógico pensar que los japoneses crean el anime principalmente para satisfacer los gustos de su gente, no los de otros países.
Japón no tiene las mismas ideologías de “corrección política” que tanto aclaman los justicieros sociales y que han afectado a otras industrias, como el cine de Estados Unidos. Es por ello que la industria del anime prácticamente nunca se doblegará ante las peticiones o exigencias de fanáticos de occidente, ni siquiera por influyentes periodistas que escriban los ya acostumbrados y exagerados reportes.
En conclusión, los justicieros sociales no pueden afectar ni a la industria del anime ni a la del manga, y quedan simplemente como un grupo minoritario que piensa que tiene más poder del que realmente gozan, tratando de imponer sus ideologías a otras personas y dignificándose como personas completamente correctas.
Gran parte de la comunidad de internet ya está cansada de toda esta hipocresía y esfuerzos inútiles de intentar cambiar a la industria del anime, incluso llamado pedófilos a los fanáticos, como en el caso más reciente relacionado con Uzaki-chan wa Asobitai!. El arte del anime jamás podría ser arruinado por un montón de descerebrados que, de entrada, ni siquiera saben una pizca de la industria.
Redacción original (en inglés): Anime Motivation
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