lightbulb_outline La siguiente reseña Dororo – Capítulo 6 contiene spoiler, si ya viste el capítulo por
favor sigue leyendo, sino puedes verlo en cualquiera de las plataformas. Aviso,
esta serie es algo gráfica, atractiva, curiosa y muy entretenida, te encantará
seguir esta historia y recuperar las extremidades vendidas.
DORORO
TVアニメ「どろろ」公式
CAPÍTULO 6 “LA HISTORIA DE LA CANCIÓN DE MORIKO PARTE 2”
El dolor, ese sentimiento punzante que nos marca la vida, nos deja enseñanzas, nos hace más comprensivos, nos demuestra que es el amor, el temor, nos brinda sueños, el odio, los secretos y la oscuridad de una pobre alma, todo esto y más en un duro capitulo, sin censura, ni aviso de que maltratara tu corazón, todo con tal de demostrarnos que es el dolor. No hay mucho que resumir, todo se reduce a esas palabras que abarcan una fría realidad, pero que al final, podría decirse que te iluminara un camino amarillo, para que no te desvíes de tus objetivos y tengas claro que la vida es directa y sus caprichos tienen fuerza. No hay que rendirse, sigue el camino amarillo y lo lograras con unas cuantas magulladuras, que te darán una recompensa llena de felicidad.
OPINIÓN
CAPÍTULO 6
Un Compromiso es una responsabilidad adquirida y por eso eme aquí reseñando lo que para mí, ha sido un reto de definiciones, expresiones y recopilación de un sin fin de emociones, que me han ocasionado un nudo en la garganta. En estos momentos de confusión ¿Qué podría llegar a ser más recopilatorio, que el resumen que nos ha brindado el inicio de este capítulo? Pues el informe entregado por Biwa Hoshi a Dororo, sobre el enfrentamiento entre Hyakkimaru y un temible demonio que con su muerte, le ha devuelto el mejor medio de expresión y comunicación a Hyakkimaru, bajo el alto costo de dar por recibir.
Los golpes de la vida no son muchas veces recibidos físicamente, en muchas ocasiones, entran hasta el fondo de nuestro ser haciendo un recoveco en él, para dejarnos grandes marcas que pueden vislumbrase a largas distancias. Quizás Hyakkimaru se encuentre sufriendo una gran dolencia que puede llegar a ser muy difícil de imaginar, pues perder una extremidad en aquella época de escasos avances médicos y desdichada pobreza, se sumaba a las estadísticas de innumerables bajas y pérdidas de vidas. Pero en esta clara lógica, nuestro personaje luchador y guerrero no morirá bajo estas circunstancias y más si se encuentra bajo los cuidados de un ser que sabe tratar las heridas mejor que nadie. Pues Mio sin duda alguna, ha recibió las crueles injusticias de la vida y ha podido enfrentarse a ellas con la fuerza que sus jóvenes huertanos han infundido en ella, llenándola de un motor que impulsa y no se agota.
El término de inocencia irrumpida es un concepto que abarca un gran número de posibilidades mal pensadas o bien infundidas. Basándonos en esto ¿Cómo señalaríamos la división entre Dororo y Take? Uno de ellos enfrento la realidad nocturna de Mio y el otro solo piensa en el esfuerzo que su acogedora realiza a diario para ayudarlos a sobrevivir y lograr cumplir un hermoso y humilde sueño. Del otro lado se encuentra la inocencia de Tahomaru, que aunque mis palabras parecen no tener sentido para definir esa situación, quisiera que analizaran cada escena que nos presenta el capítulo, pues si observamos más allá de un joven adolescente que ha sido criado bajo la cuna del privilegio y las ventajas de las constantes enseñanzas, nos toparemos con un chiquillo que desconoce la verdad que abriga a su pueblo y la crueldad con la que se visten los hombres y mujeres que habitan a las afueras de las puertas de su mansión. Tanta es la ignorancia y atrevida su presentación, que Tahomaru no entiende las palabras de su sádico padre Daigo y su acongojada madre, que de un modo u otro intentan dejarle en claro el mismo punto, la guerra no es un escenario para demostrar cuanta hombría y habilidad se tiene, es solo un cruel campo que cosecha almas.
Los secretos son parte de una oscuridad que no se quiere sacar a relucir, que manchan el puro telar de nuestras vidas, pero eso no quiere decir que jamás saldrá a la luz la verdad, pues ese tipo de manchas solo saben crecer y oscurecer hasta arrasar todo a su paso y quizás el que termine abrigado por esa oscuridad, sea el joven Tahomaru a causa de sus padres. Por otro lado esta Hyakkimaru, quien se ha visto infectado con pequeñas manchas de oscuridad al conocer lo que es el odio, el rencor y el deseo egoísta del ser humano, pues aunque sus acciones son para bien, estas son impulsadas por sentimientos negativos. Pero no todo es tristeza y oscuridad, la buena luz de un alma pura puede borrar todo biso de maldad y transformarlo en nobleza, paz y tranquilidad, como el canto de Mio que puede limpiar el alma de Hyakkimaru.
Llorar en esta serie no está de más, pues ver como un pequeño niño reconoce y entiende la labor que realiza por las noches Mio y que aun con todo ello él la siga admirando por la fortaleza diaria que ella saca para sobrevivir y poder brindarle un poco de lo que la guerra les arrebato a aquellos pequeños huérfanos, es para aprender, sorprenderse y enternecerse. No solo la fortaleza y el coraje es de Mio o Dororo, estas buenas cualidades acompañan a Hyakkimaru, que aun cuando su cuerpo no puede más, su voluntad le da lo necesario para continuar. Es así como nuestro guerrero intenta atacar de nuevo a aquel monstruo que le arrebato la pierna y que se adueña del único lugar seguro para que habiten Mio y los huérfanos, pero la historia está escrita bajo tinta roja y la realidad es aquella que la ficción aún no ha podido superar, la verdadera crueldad de quienes habitamos esta tierra.
Un monstruo en una cueva, ese ser oscuro que habita en todos nosotros, que luchamos a diario por no liberarlo, que encadenamos los sentimientos negativos y las pesadillas, para que no se conviertan en un boleto de salida para esa sombra que nos opacaría… pero, ¿Pero que palabras les puedo brindar? ¿Qué elocuencia se puede manejar bajo las últimas escenas? Sé que todos pueden comprender una cosa acerca de quien escribe esta reseña, la frustración…eso que hace que mis dedos dejan de teclear, eso que mis ojos acaban de ver e intentan sobrellevar y eso que mi mente intenta analizar, pero no lo puede borrar. No busco dramatizar algo que está animado en esta serie, solo intento que comprendamos todos, que esta es la realidad, que esa fue la realidad, que la guerra es eso, que la división, la codicia, el interés propio y banal, traen eso… desgracias.
Hyakkimaru recupero su pierna bajo una lucha que nos deja como enseñanza no rendirse, ni limitarse y mucho menos sentir pena por nosotros mismo. Dororo nos enseñó que tener la mente abierta, te permite ser más comprensivo, compasivo y humano. Mio… Mio nos dejó una importante lección, que no importa las circunstancias, los obstáculos o las injusticias, la vida es una sola y mientras allá vida, hay oportunidad. Ella iba tras el sueño de tener un campo de arroz para más nunca pasar hambre y antes de perderlo todo, consiguió las semillas que serían el inicio de ese sueño. No todo está perdido, Dororo le dará fortaleza a Hyakkimaru y lo ayudara a estar lejos de todo lo que afecte su noble espíritu, pues aunque el dolor por las pérdidas sea difícil de tolerar, siempre se podrá mantener el recuerdo y el canto de una bella flor que a aquella chica le iban a entregar.
Ahora dejando la palabrería refinada de un lado… ¡Pero que &%$#/! Lloro cual magdalena de teatro, Hyakkimaru sintió por vez primera tanto dolor, ese dolor que no hay pastilla que calme ¡Me lleva el chango de la ira y la desesperación! No era justa esa muerte, no era justo ese ataque… pero en parte fue buscado, quizás se podía evitar ¿Quién sabe? En fin… Espero les haya gustado esta reseña, aquí les dejo el link del capítulo anterior y sin más nos vemos en la próximo historia de Dororo.
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