lightbulb_outline Esta reseña sobre Tate no Yuusha no Nariagari contiene spoilers. Si no has visto el capítulo, te recomendamos hacerlo y después regresar a leer la reseña.
Capítulo 15: “Raphtalia”
Idol Rabier ruega por su vida mientras una furiosa Raphtalia lucha por contener la rabia y no lanzar su espada contra él. Sin embargo, el noble revela su carácter engañoso y tras un ataque en defensa personal, Rabier cae desde la ventana y lo dan por muerto.
Poco a poco, se nos cuenta la historia de Raphtalia, su pueblo y sus amigos de la infancia, Rifana y Keel. Tras la “primera ola”, la joven semihumana reúne fuerzas para levantar el ánimo de su gente a pesar de haber perdido a sus padres. No obstante, llegan los soldados del noble Rabier y atacan el pueblo. Su amiga Rifana y ella misma acaban secuestradas en una mazmorra donde el noble las tortura por placer. Ambas caen enfermas, pero Raphtalia es vendida como esclava y no vuelve a saber de Rifana.
En el presente, Naofumi, Melty, Filo, Reichnott y Raphtalia entran en los nauseabundos pasillos de la mazmorra y liberan a los niños semihumanos torturados. Allí reconoce a su otro amigo de la infancia, Keel, pero de Rifana solo encuentra sus huesos.
Naofumi y los demás animan a una desolada Raphtalia, pero a la salida descubren que Rabier sigue vivo. Este ha convocado a un poderoso monstruo que había sido sellado por un héroe. Iracundo e incontrolable, el monstruo aplasta al noble y amenaza a los protagonistas.
Análisis: La historia de Raphtalia
En esta nueva entrega de Tate no Yuusha no Nariagari, Raphtalia es la protagonista indiscutible del episodio.
El capítulo nos cuenta en dos tiempos superpuestos (presente y pasado) los hechos que llevaron a Raphtalia a ser vendida al comerciante de esclavos. Por tanto, los aspectos de mayor interés del capítulo giran necesariamente en torno a ella. No obstante, esto no significa que no hayan otros puntos de interés que se presten a comentarse en breve.
La historia de Raphtalia ahonda en su personalidad y nos ayuda a comprender su relación con el mundo -más allá de Naofumi-. En este sentido, quiero destacar que toda su fuerza psicológica y su debilidad más terrible vienen de una misma fuente: sus sentimientos por otras personas.
Raphtalia es fuerte y sonríe para su pueblo, para Rifana y para Naofumi; a su vez, trata de controlar su ira asesina contra Rabier, no por sus propias secuelas tras el secuestro y la tortura, sino porque tiene en mente la crueldad del noble contra su amiga. Es decir, la motivación en sus acciones y sentimientos es ante todo externa, tiene conciencia y necesidad de vivir para otros antes que sí misma.
El capítulo en sí es un acierto, en tanto que permite reforzar el conocimiento que tenemos como espectadores de la semihumana. Al desenfocar a Naofumi y al resto y cederle todo el protagonismo a Raphtalia, podemos verla al fin como un ser independiente con grandes valores, destacando esa capacidad de liderazgo que muestra ante su gente tras la “primera ola”, huérfana y con todo en ruinas. No obstante, también nos muestra una evolución tras el trauma del maltrato, un espíritu fuerte quebrantado en el fondo, con una cicatriz que no le deja sonreir como antes.
La actitud de Naofumi
En su papel de héroe sensato y realista, capaz de analizar todo a su alrededor antes de lanzarse imprudentemente a la acción, Naofumi se aparta de forma voluntaria y le cede al testigo a Raphtalia.
Únicamente interviene cuando es necesario, para apoyarla y devolverle la confianza incondicional que ella le prestó una vez. Así, le recuerda que no se volvió fuerte solo blandiendo una espada cuando hace el amago de atacar a Rabier y la apoya tras el accidente para que entienda que no tiene que sentirse culpable por la muerte del noble. Pero sobre todo, es el soporte final de sus emociones junto a las voces de Filo y Melty. Entre todos, devuelven la sonrisa a Raphtalia, destrozada y con sentimientos de culpabilidad por la muerte de Rifana.
Por otro lado, aunque últimamente no conocemos como espectadores demasiado acerca de los sentimientos de Naofumi, y especialmente respecto a Raphtalia, tiene uno o dos momentos breves en los que escuchamos sus pensamientos; si bien, tampoco revelan demasiado.
A este respecto, hecho en falta una narrativa que no se aleje en exceso de las emociones de Naofumi, en esa delgada línea entre el aire misterioso y el hieratismo exagerado del héroe.
Otras voces: Rifana, Keel, Melty y Filo
En segundo lugar, tras Raphtalia, destaca en el capítulo el protagonismo de su amiga Rifana. Esta revela un dato interesante y un dato quizás innecesario: los semihumanos, como ya se nos adelantó, no rechazan sino que admiran al héroe del escudo; y por otro lado, esa estructura circular con la anécdota de su deseo infantil de casarse con el héroe del escudo hace ciertos argumentos muy obvios para mi gusto. En cuanto a la escena final de sus huesos, la encuentro muy adecuada porque consigue un giro impactante y le suma realismo a la tragedia.
Keel tiene, en mi opinión, una transición del pequeño traumatizado al diálogo de los que apoyan a Raphtalia positivamente demasiado rápido, algo incoherente.
Aunque Melty está casi totalmente desplazada de la escena junto con Filo, tiene un par de escenas interesantes en cuanto a su reacción ante las maldades que suceden en su reino.
Algunas conclusiones
En este episodio de Tate no Yuusha no Nariagari, hemos profundizado en el pasado de Raphtalia y hemos tenido la oportunidad de conocerla más allá de los límites de su relación con Naofumi. Este giro es un logro que no debería abandonarse en la historia como anecdótico, sería un punto de inflexión ideal para desarrollar el personaje de Raphtalia desde otras perspectivas.
Por último, cabe destacar el memorable final de Idol Rabier, tópico pero satisfactorio.
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